
El agua es vital para el buen funcionamiento del organismo, pero no solo importa la cantidad, sino también los momentos en que la bebemos.
Según los nutricionistas, hay determinados momentos en los que nuestro organismo necesita hidratación, y si consumimos un vaso de agua se potencia su efecto beneficioso sobre el organismo.
La ingesta diaria de agua recomendada por los especialistas es de 1,5-2 litros.
Es bueno aumentar gradualmente la cantidad que bebemos todos los días. Es recomendable beber medio vaso más cada dos o tres días, hasta llegar a los 8 vasos diarios.

Mientras hacemos esto, veremos una mejora gradual en nuestra salud en general.
Por la mañana, inmediatamente después de despertarse.
Un vaso o dos de agua por la mañana, inmediatamente después de despertarse, activa los órganos y estimula el metabolismo.
Además, si le añadimos un poco de zumo de limón recién exprimido, estimularemos la limpieza del sistema digestivo de toxinas formadas durante la noche.

Se sabe que el agua de limón es un diurético natural y el mejor alcalinizado de todos los alimentos alcalinos del mundo.
Antes de las comidas
Un vaso de agua consumido unos 15-30 minutos antes de cada comida ayuda a la digestión, mantiene su apetito bajo control y mantiene su peso en su mejor momento.
Por otro lado, consumida durante la comida, el agua se mezclará con los jugos gástricos y dificultará la digestión.

A las 5:00 p.m.
A las 17:00 h se produce una hipoglucemia fisiológica en el organismo y por ello aumenta el antojo por los dulces. Es por eso que sería recomendable beber un vaso de agua, ya que ayudará al cuerpo a funcionar de manera más eficiente.

Antes del baño
Beber un vaso de agua antes de ducharse ayuda a reducir ligeramente la presión arterial al dilatar los vasos sanguíneos.
Especialmente para las personas con problemas cardíacos, es bueno hidratarse antes de someter el cuerpo a variaciones de temperatura, manteniendo así un ritmo cardíaco saludable.
Antes y despues del gimnasio

La hidratación es fundamental en tales casos. El agua previene la fiebre muscular, aporta energía y ayuda a regular los niveles de líquidos corporales.
Se recomienda consumir 300 ml de agua antes del entrenamiento y al menos durante su desarrollo.
Antes de la hora de dormir
Se recomienda especialmente a las personas con problemas cardíacos que beban agua antes de acostarse para prevenir un ataque cardíaco y un derrame cerebral.

El infarto se produce sobre todo por la mañana, precisamente por el engrosamiento de la sangre, por deshidratación.