
La mayoría de las veces, utilizamos los dulces como recompensa o como fuente de placer en nuestras vidas.
En realidad, el azúcar no nos trae felicidad a largo plazo. De lo contrario. Proporciona a nuestro cuerpo calorías vacías, nada de nutrientes y tiene muchas consecuencias negativas a largo plazo.
También vale la pena señalar que el azúcar no solo se encuentra en galletas, dulces y chocolate. Se puede esconder donde no lo esperamos: lácteos, pan, kétchup, mantequilla de maní, salsas para pasta, bebidas con edulcorantes artificiales y cero calorías, etc.
Azúcar, el enemigo número uno de cualquier dieta

El consumo de azúcar conduce a problemas de peso y está asociado con múltiples afecciones.
Cuando la cantidad de azúcar ingerida es mayor, se almacena como glucógeno en el hígado y los músculos. Y debido a que el almacenamiento es limitado, esta sustancia eventualmente se convierte en grasa.
Licor contra la lujuria
Las curas con el siguiente elixir de hierbas naturales son bienvenidas contra el ansia de azúcar que, cuando se administra constantemente, junto con un estilo de vida equilibrado, puede dar resultados rápidos a largo plazo.

ingredientes
- 40 g de hojas de olivo
- 20 g de raíz de bardana
- 40 g de hojas de arándano
- 40 g de flores de hibisco (Hibiscus trionum)
Método de preparación

Mezclar todos los ingredientes y triturar en trozos grandes. Tome 1 cucharada de esta mezcla de hierbas y agregue a 1 taza (250 ml) de agua caliente.
Llevar a ebullición durante 2 minutos, luego retirar del fuego y tapar. Dejar infundir durante 3 minutos, luego colar el líquido.
Administración
Beber 3 tazas al día, en curas 10 días al mes.

Elimina la grasa del abdomen
La receta especial contra los antojos de azúcar elimina la grasa del nivel de repugnancia.
El azúcar contiene calorías vacías, sin nutrientes. Debido a la velocidad con la que se absorbe en la sangre, provoca un aumento de la secreción de insulina, una hormona que adicionalmente almacena grasa en el abdomen.
Consejo: Para limitar las ganas de «picar» todo el tiempo, huele, tantas veces como sea necesario, un pañuelo sobre el que haya vertido unas gotas de aceite esencial de naranja.
